me iluminé
hasta que la luz se fue agotando,
porque soy como la luna,
a veces me quedo a oscuras.
me iluminé
y la luz parecía brotar de dentro,
pero cuando vi que desaparecía
sentí que era solo un reflejo.
me iluminé
y mi luz se proyectaba
sobre las cosas que hacía visibles
y a la vez miraba.
mas, como si hubiera cerrado los ojos,
apareció la oscuridad, la noche, la duda.
entonces, desconcierto.
entonces frío, entonces miedo.
y el abandono, que es muy diferente a la soledad,
me asediaba,
como una pena que se expresa, intangible.
y estaban las estrellas, los soles, los planetas...
todos parecían emanar luz o reflejarla;
la luz se proyecta!
mas no quise mirarlos. aparté la vista
para que desaparecieran incluso los colores.
y, como si intentara un vacío, me quedé en el negro.
estampada, aterida, terca, preconcebida.
me iluminé y esa luz no es mía!
me dije aterrada. entonces corrí hacia adelante
intentando atraparla,
me paré en una esquina, pero nunca vino..
la luz no tiene asidero ni fuente,
nace del tiempo presente que se escapa,
y se escapa,
para poder seguir siendo siempre lo mismo,
luz, que nos atraviesa.
UNAMALE
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