Niña ojos de almendras,
castaño cabello de miel.
Naves vespertinas nacen de tu risa
como un rosado clavel.
Cierro los ojos
y la soledad nos encuentra
en un abrazo que reencanta
la tierra, su ritmo y tu ser.
Infinito aroma
dulce de tronco
ardiendo.
Serpiente de fuego
siendo mi aliento.
Así, junto al mate
y el sol
la felicidad brilla
como un brote eterno de naranja
omnipotente.