Lecciones intensas,
de espera, de calma,
de disfrute, en el camino.
Inmensas olas entre rocas,
ancestrales formas se dibujan junto a la arena.
Encuentros predestinados,
las cuerdas de una guitarra floreciendo
junto al atardecer.
Observo una luna llena estrellada,
una nueva humanidad
buscando renacer,
entre el consumo y la contaminación.
Paciencia.
Pequeñas tortugas
en nuestras manos,
nos hablan de un nuevo nacer al mar,
libres y eternas.
Grandes tortugas
en el medio de una noche profunda,
cósmica,
aparecen lentas y serenas.
Se alejan de la apurada humanidad,
se acercan a quienes las miran con respeto.
Ancianas sabias.
La inmensidad de todo,
el amanecer,
el fuego ardiendo en mis ojos,
la vigilia,
el rosado de la espuma.
Y el dedo de Dios,
dándonos los buenos días.
(unanatiilamat)