Hace, exactamente, un mes que te conocí.
A esta hora estábamos tomando cerveza arrinconados contra una pared con
ventanas en la vereda de un bar donde venden empanadas salteñas; Nosotros
comiendo pizza sin parar de reír y sonreír. Quizá Nati, a esta altura, ya nos
había dicho que quería que nos conozcamos y yo, sin ningún interés, había
mirado por unos segundos en dirección a
vos diciendo que ya nos enteraríamos porque…
Heiner Muller! “el hombre en el
ascensor”, el monologo de “la Misión ”
fue esa noche…Somos seis (Manu, Fleco, Duende, Mili, Nati, Malén) hemos
fragmentado el texto de manera que cada uno tenga dos fragmentos largos y uno
corto para decir. Por mi parte estuve todo el día en la maquina de coser del
taller de mi tía. Estoy demasiado cansada y en la dirección a la que mire veo
líneas rectas a las cuales podría añadírsele una costura..Advierto que ya es
cerca de las 7 y a las 8 tengo que estar en el centro; me apuro a tomar la
bicicleta para correr a casa de mi madre..Me baño, me visto de gris (para la
obra), tomo el colectivo (N) y leo Utopía- de Tomas Moro- bajo en el centro, compro chicles y
cigarrillos y desde V. Sarsfield y caseros camino por el Boulevard hasta la
calle Montevideo, donde queda la casa cultural “Burela”. En el camino canto
“ojos claros, labios rosas” de Eli Guerra; dándole a mi paso algo de sensualidad
malograda; No me acuerdo la letra completa, sé que no estoy sexy, se me va el
tono y no puedo rugir como una gata mientras camino por la calle…no me resigno
y sigo repitiendo las pocas frases que sé con algo de aire fresco. Llego al lugar y me dirijo al balcón donde están
Mili y Nati terminando un porro. Las saludo, les digo llamas! enciendo un
cigarrillo y les convido chicle. Ellas me dan lo último de la tuca mientras se
ríen y escuchan “viejas locas” en el celular parlante de Mili. A Nati le queda
bonito el flequillo que le corte hace un par de días..Nos burlamos de que
parece una “rolinga”, también nos burlamos nombrando a “Casi Ángeles” por su
actitud de escuchar música con un “teléfono parlante” en las manos. Ella nos
mira de reojo con una sonrisa lejana y bella; sus ojos son puros, translucidos
y me da la sensación que existe algo terriblemente absoluto y certero mas allá
de ese momento. Les pregunto si tienen porro y Nati me hace buscarlo en su
mochila, nadie quiere moverse. Cuando ingreso en la habitación tengo la
sensación de traspasar una atmósfera tangible. Suena “El Aguante” de Charly García
y yo, sin levantarme del piso, extiendo los brazos para alcanzar la mochila
verde. Cuando me incorporo y vuelvo mi medio cuerpo al balcón (la cola siempre
estuvo en el suelo) tengo nuevamente la sensación corpórea de dos diferentes densidades. Pico, mili arma y encendemos un churrito
compacto. Comienza a sonar “Kill my Mother” del otro lado de la barrera y yo,
que estoy en el umbral, bamboleo la cabeza en vaivén entre los dos mundos
audibles; Ahora soy oídos y las chicas risas. Llega Duende con una cerveza
fresca, se sienta en un huequito del pequeño balcón y suspira agobiado por el
calor; nos regala una sonrisa, después comienza a hablar…vamos a actuar y
después va a tocar “Pop en Llamas”…como de costumbre. Manuel se acerca a nosotros empapado de
ansiedad, nos saluda rápidamente, nos aconseja y vuelve con premura a darle los
últimos toques a la puesta. Nosotros inmutables continuamos, cada uno, con su ritual
individual. El “living” de la casa comienza de a poco a llenarse de gente
-todos amigos- de humo y de cervezas que van y vuelven. De un momento a otro
estamos todos de pie dando vueltas con entusiasmo por la casa, comemos maní y
reímos con desenfreno quien sabe de qué…veo a Sheila que acaba de llegar con su
supuesta novia -Siempre me gusto Sheila, desde que la vi uno de los primeros
días de las clases de cine- saluda a todos y llega a mi –yeila! - le digo. Me
mira sorprendida, luego me reconoce y me da un tibio abrazo. Su perfume y su
pelo se sienten deliciosos; su voz y su tonada chaqueña me hablan. Yo sonrió.
Después llega Oulfa, la francesa que estuvo a punto de unirse a la obra y dijo
que no porque viajaba pronto. No viajo y fue al “estreno”. En aquella ocasión
había estado con duende, y ahora, pareciendo extrañarlo va y se sienta bien
cerca suyo a fumar un porro enorme.
Bailamos un rato, jugamos, cantamos hasta que se arma una ronda redonda
y nos sentamos. Llegan dos chicos mas; con su presencia rompen el circulo por
el que navegaban dos porros y una cerveza tibia. Tomamos una nueva disposición
y Nati me presenta a uno que me da un saludo relámpago y a otro que se llama
Tín, es su amigo. Quedo sentada en una silla frente a una mesa mirando la pared,
con Tín a la izquierda y Nati a la derecha. Ella le dice que soy una gran
amiga, lo miro de reojo mientras succiono, trago y siento la marihuana. El
pregunta si soy de “pop en llamas” y Nati le dice que si con una sonrisa
presumida. Le paso el porro y él me dice que no mientras mi mano toma una nueva
dirección hacia la de Nati. Giro la cabeza y me llega un nuevo porro desde otras manos. Me siento como una estación; lo
recibo, fumo y como este hombrecillo de remera blanca está al lado mío vuelvo,
como por reflejo, a ofrecerle fumar. Esta vez el me dice –bueno, vamos a ver
qué pasa- y lo recibe. Se me ocurre que no quería fumar. No le presto atención
y vuelvo a girar la cabeza sintiendo cada vez más lentos mis movimientos. Les digo después de un rato a mis compañeros
que vayamos al patio, como la vez anterior, para conectarnos entre nosotros y
salir de entremedio del “público” , sino va a ser difícil actuar…se convencen
que es cierto y nos dirigimos como una pared hacia el pasillo que lleva al
patio. Advertimos que en el patio están los dueños de casa y nos resignamos a
volver a la sala. Por ahí anda Xime, Jonás y más gente dando vueltas, la
ayudante de Manuel nos mira con una pizca de desprecio? , tengo la sensación de
que no va a salir todo “a pedir de boca”. Manuel nos muestra como queda su
cabeza en las vestimentas que supuestamente usó Neil Armstrong cuando pisó la
luna; es una especie de cuadro gigante sobre el que está impresa a color y
tamaño real aquella mítica imagen. Manuel saca la cabeza por un hueco que hay
donde estaría el visor de la escafandra. Nos da risa, Manuel transpira e intenta darle seriedad al asunto, lo cual
lo torna cada vez mas cómicos sus esfuerzos. Volvemos a la habitación del humo
y la gente luego de haber pedido a los dueños de casa una guitarra, un
amplificador y un micrófono. Todo sigue igual, el tiempo es indivisible… de
pronto estamos en escena vestidos con trajes grises y corbatas apretándonos el
cuello. La presentación, emitida desde la escafandra astronáutica fue, en apariencia,
un fiasco. Comienzo a tener algo parecido al miedo presionándome el cuerpo, la
luz esta llenándome por los ojos y cuando intento zafar de aquella tortura
“glamorosa” me choco contra la figura de Sheila , sentada a 90º entre el suelo
y la pared, escrutando inmóvil la escena. Creo que no voy a poder hacerlo -esa
pendeja no me va a dejar concentrar –mierda!, ya me arrancó de la obra- las
voces de mis compañeros me envuelven hasta el momento de mi turno. Dudo sobre
el momento de mi turno; primero porque no estuve escuchando lo que decían,
segundo porque hay un silencio que va tornándose largo y espeso sobre mi
espalda… Nati me da una patadita bien disimulada –maldita Sheila!- era mi
turno. Comienzo a mover mi gesto para luchar con la rigidez, para que no suene
a olvido, para que sea a propósito… -ay, Sheila..-y también- ay Manuel, que no
me dio el pie con las palabras exactas. Comienzo a hablar y ya estoy enojada
consumando mis presentimientos; lo digo apurada y con otras palabras. Me sigue
Fleco, con su voz de verdad absoluta. cuando fleco habla parece una obra en
serio. Me gustaría poder sudar pero no me lo permito, Además es otra vez mi turno y necesito hacer
un esfuerzo sobrehumano para parecer natural, que paradoja…estoy desesperada intentando
sacar a flote la desesperación del hombre mirando las manecillas del reloj
encerrado en el ascensor. pero antes de que lo consiga acaba mi fragmento, y
que mas da…ya lo perdimos. Mili se ríe a carcajadas por una confusión nacida de
un chiste que hacíamos cuando estábamos fuera de escena –prefiero el cuchillo
al hambre del asesino- cuando debería preferir el hambre, al cuchillo del
asesino.. en última instancia me provoca risa y regocijo y ya estamos en última
instancia, la obra ha acabado con
nuestros cuerpos que se han levantado del andamio de metal y madera , y
ahora va a tocar “pop en llamas” . siento también una enorme alegría cuando las
cosas no resultan como se supone que deberían resultar. Nos sentamos en el
suelo “y que será de fanta” y “señor de los milagros” y “Xime, llama pop” y ya
estamos en trance cuando cantamos “Guitarras,
baterías” y nuestras voces
comienzan a flotar por el ambiente, lo cual me hace cerrar los ojos y sentir
cuanto digo, y me hace abrir los ojos y mirar a las hermosas mujeres que se
sientan a mi lado, en el suelo, a cantar con el corazón. El público, unos 5
amigos y un par de borrachos, está feliz. El chico de la remera blanca
aplaude contento y rie; Veo por primera
vez que sus ojos son bellísimos, sus pestañas, su perfil..pero tengo que volver
a cerrar los míos para domar las olas de canción. después, un borracho viejo se
acerca, pide la guitarra en los tiempos entre canciones hasta que por cansancio
se la damos. Se la calza no como instrumento de cuerdas sino como uno de voz; la
“afina”, la acomoda y, habla...habla…la primera persona predomina. nos
aburrimos, nos miramos, nos cansamos, el
público también se cansa. Nati mira a la llamada..
el chico de remera blanca interviene verbalmente en contra del
borracho…finalmente Mili se levanta y le quita la guitarra. Pop en llamas
vuelve a encenderse hasta que es hora de irse porque el dueño de casas que
queda se va a la presentación de un libro de “Tino Quer” en “la fabrica” nos
invita..me gustaría ir, ir con él, que es bastante lindo, aunque bastante
insoportable. La llamada decide ir a
comer pizzas; se suma el viejo, Sheila, la novia, el chico de remera blanca y su
amigo. Llegamos cantando al bar donde una vez me asusto un viejo con una
Katana, nos sentamos y pedimos dos pizzas, no sé cuantas cervezas. Yo flotaba,
los demás creo que también. Nati me dijo que él era el chico que quería que
conozca, el de remera blanca, Tín. Lo mire y le dije si le parecía que
acomodemos nuestras sillas mas juntas para hacer lugar mientras él me miraba
sonriente, como intentando develar el misterio; le dije que ya nos
enteraríamos…
Quizá a esta hora ya estábamos jugando al
cadáver exquisito; Vos quizá haciéndote un bollito de risa aprovechando para
hacer coincidir tus rodillas con mis muslos al momento que te reías -porque no
podíamos dejar de decir caca- o quizá en la pieza de Xime tirados en el suelo,
o escribiéndome en la pierna unas frases que luego transforme en canción…quizá
a esta hora estaba sonando la alarma de mi celular avisando que tenía que volver
a casa; o yo apagándola, pos poniéndola, para poder ver el primer amanecer que
compartimos fumando inca yuyo. Creo que a esta hora, todavía, no había cambiado
mi percepción del mundo, ni siquiera sentía las cosquillas de la premonición.
Fue mas tarde, con el cielo poniéndose celeste, que nos miramos por un instante
a los ojos y todo (todo esto) comenzó
Agua aire cielo tierra respiración hondo
profundo cántaro belleza alma calor piel beso cosquillas viaje rió paraíso
pantano edén ruta río amor cama ducha perfume canción despertar amaneceres
misterio pensamientos llanto irrealidad espíritu tangible inseparable té cariño
entrega risa lenguaje magia conexión explosión tiempo movilidad paralelismo
atemporal indivisible incomprensible sorpresa regocijo extrañamiento alegría
regalos miradas estrellas abrazos misterio misterio misterio…VERTIENTE!
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