A
veces el pasado aparece y desaparece
y
los relojes en las sombras
traman
inventos de desconsuelo
para
estas enamoradas de lo único
de
lo otro.
Ella
caminó sin miedo por ciudades invisibles,
cuando
todo parecía embarrarse en lodo azul
la
lluvia lavó sus sueños.
Crepúsculo
eléctrico que silva en el viento,
un
millón de años luz para ver nacer ese color en sus ojos
como
la primera vez,
siempre.
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