sábado, 11 de julio de 2015

dos vertientes hacia un mismo rio

En verdad no tiene sentido ponerme a llorar, a derramar una tristeza liquida que podría manchar estas palabras, escritas en otra noche solitaria mas que me han deparado los tiempos.
En verdad poco importa que nuestro pasado este minado de insolubles diferencias, y que nuestro idioma, aun el mismo, alumbre realidades que no se parecen, en apariencia.
El tiempo me lleva, un barco en una infinita marea, y hoy es el cruel recuerdo de esa inocente ternura, una razón mas para que haya tormenta.
La memoria de mi cuerpo solo anhela el tuyo, y mis ojos no se detienen en otras tantas hermosuras que transitan mis caminos.
Es demasiado infinito cada cuerpo como para andar probando cuando se sabe de antemano que el proyecto no va para largo.
Soy un pájaro que busca un nido.
Tengo un amante ensangrentado entre mis brazos y solo quiero que reviva y pueda volar conmigo.
Pero la voluntad del amor no se hace sola.
Son dos que se unen para quien sabe cuanto tejer y destejer de esta vida y de tantas otras.
Me guía cada día la luz de la esperanza, a veces lejana, otras mas aquí.
A veces no la quiero porque me somete a una ficción sobre lo que ira a pasar mañana, se convierte en el oxigeno de mi quieto presente.
Cariño no te pido que seamos iguales, ni que mutilemos nuestra historia para formar la tan preciada naranja.
Pero si acaso nuestros ojos no ven a lo lejos parecidos mañanas,
si acaso en sueños no somos una compartida existencia,
si el presente no esta sembrado de compartidos ideales, que van brotando para enraizarse profundo en la oscura tierra donde todo nace y creciendo hacia arriba regalando una flor, una fruta, un aroma, o aunque sea una sombra para algún caminante cansado.
Si no soñamos de la misma manera, ¿entonces que es lo que nos queda?
(Mar)

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