En un destello repentino,
desaparece el dorado
resonar de la luna, besando
el cielo incandescente, caminando
junto a las estrellas bellas,
el amor.
Si hace tantos años se recompuso,
ya el eterno sentir de las campanitas
que en aureolas de colores
llevan sus melodías al viento
y juegan con los pájaros
pesumbrosos de la tarde.
Así nomás, sucede un día
que dura un siglo y que
tras los montes nevados
permanece intácto , como
las perlas esmeraldas
en el fondo de la mar.
Eso que nadie aún pudo nombrar,
que el correr del tiempo
no pudo modificar,
eso está latiendo hoy en el
corazón del universo y flota
entre las nubes plateadas:
lo real maravilloso.
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