martes, 5 de agosto de 2014

Zambullo

Sumerge tu corazon en el alma, 
y tu alma en el corazon,
eso le dijo.
El, siempre tan arriba,
volando con sus alas de dragón rojas,
hablaron  de conciencas cósmicas
y vibraciones en octavas,
de las transmutaciones
tormentosas interiores,
y una luz del cielo se desprendía justo en sus ojos,
justo en su piel envolviendo el universo.
Esa luz que llega desde el centro de la galaxia
y  purifica.
Y en eso, 
rodeada de mermelada de kiwi,
ella comprende que algo sucede,
algo irreversible
y real, como el amanecer y el cantar de los pájaros,
simplemente algo trascendental
que a veces se ve borroso
y a veces es tan diáfano como
un cristal en el río.
Su unidad impresa en reflejos
coloca la parte del alma en una burbuja 
que volando llega hasta donde quiera llegar,
como un unicornio que galopa
para adelante siempre
y girando en espirales
aterriza junto con miles de unicornios
en el mejor lugar, en el  presente
ese incesante bienestar
esa imponente espiral
que lo conecta todo. 

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