martes, 19 de agosto de 2014

El cielo mira la muchedumbre

Veo brillar el sol en las hojas de los árboles y sus sombras en la pared.
Esucho cómo Teresa habla de sus nietas, y su hija , y los padres, y la ciudad,
y el miedo y la población que crece y crece cómo nunca antés.
Los autos se multiplican, los robos, las ideas de inconciencia y drogadicción,
en el medio de esas palabras, imagino un momento de felicidad:
vos y yo, juntos, sonriendo, caminando, embebiendonos de amor y naturaleza.
Me hace sentir mejor, y también fantasear con un mundo sin rejas,
una vida no destinada al vacío de la sobrevivencia material,
un mundo en el que todo retorne al estado original, natural,
pero ahora más evolucionados, sin ataduras, volando como pájaros, 
adorando a los astros y siendo uno con el universo.
Esas ideas me calman, en medio de un caos azotado de inutiles promesas repetitivas,
un acelerado impulso que parece derramarse en humo y bocinas,
en medio de tanta ironia humana,
yo te encontré, ibas en tu bici sonriendo, igual que yo,
cantando y bailando los dos,
ese recuerdo destella paz, 
sé que el destino sincronizará nuestros sueños,
sé de un planeta repleto de amor, inocencia y buen humor.
Es la vida un desafío a sobrevivir ahora,
en los resabios de lo que quedó de una historia que se deformó, distorsionó
y llegó inclusive a separarnos, a no animarnos a enamorarnos,
obligandonos a crear acciones inutiles,
con temor a la quietud y al misterio de lo que podría pasar si parararamos los relojes
y escucharamos el silencio.
Yo lucho por un mundo mejor,
serán mis palabras una protesta, 
serán mis días reflejos del amor incondicional, la paciencia,
y por las noches soñaré con proyectar cambios aguados y confluyentes,
en un eterno mar, que nos vio pasar,
nos vio reír y nos escucho cantar.

(unanaTI)

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