miércoles, 2 de julio de 2014

Cádaver de domingo

No me quedan dudas ya, o quizas si, de todas formas continuo 
por el camino, el sendero, desconocido que quizás me lleve o quizás
me traiga, pero que me rescata del frio.
Quiero llegar a ser como un pájaro, que vuela
libre con sus alas abiertas en las copas de los árboles,
su casa, su casa, la casa, la baba, las gatas,
las botas y las gotas. La ventana y la agrandada
cuenta de todo, el porque de los mares, las montañas,
las nubes, el cielo infinito, y así, cuando te das cuenta
corriente en pesos, ja, ja, cuantas palabras se nos cruzan por la cabeza,
todos los días, todas las noches, todo el tiempo, todo el verso,
soy espuma, soy lamento, sonrio y vuelo alto
y blanco o azul, a pesar de ser tan diferentes
no logro distinguirlos bien, pero no le presto demasiada atención, 
y sigo con mi camino, largo y tiempo atrás hubiera dejado mis piernas soltar
sus musculos y dejar caer mi cuerpo sobre cualquier superficie
sobre la que estuviese, incluso la nada.
Hoy es diferente, hoy lucho contra mi mismo y me digo
luego cosas bonitas como los ojos redondos y profundos, infinitos,
como el espacio, como el mar, como las cosas del querer,
que te llevan por mundos distintos, dependiendo del sentimiento que uno tenga guardado
en su blusa. 
Corriendo espero llegar a algún lado, aunque como siempre choco contra el pecho inexpugnable
ineludible del miedo, que te paraliza, y del que solo amando se puede escapar.
Solo soltando se puede volar, solo voy con mi pena,
sola va mi condena, correr es mi destino para librar la ley. 

(untinatimilirogi)

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