se
topó con el azaroso venir de los míos,
en
un vaivén de sinceridad
hablamos
de la vida,
sin
conocernos ni conocer
el
misterio del azar.
Azar te pregunto:
¿existe la casualidad?
¿es sólo causalidad?
Que estemos
coincidiendo
en lo mágico de las
palabras
y su creación de
realidad.
Entonces,
con una sonrisa que respira aire de serranía,
me
duermo entregada al íntimo ritmo del mundo
y
sus sueños de azahar.
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